Distribución bajo demanda

Por Xiluen Zenker
4 de septiembre del 2024

En el mundo del libro también cambian los paradigmas, pues, aunque a muchos les guste hablar en términos tradicionales de esta industria, hay caminos alternos en los que un editor o autor puede incursionar para dar a conocer su trabajo. Tal es el caso de la distribución bajo demanda, modelo que facilita la entrega de cualquier catálogo a las grandes cadenas de librerías sin ningún costo. El patrón de la ecuación milenaria cambia al invertir tanto el flujo económico como el operativo de la distribución tradicional.

En los últimos años, el comercio del libro se ha ido modificando significativamente. El mundo está cambiando, y con él las tendencias de consumo y lectura. Gracias al libre mercado y al fácil acceso a nuevos servicios y tecnologías, cada día es más fácil publicar, tanto para los autores como para las editoriales. En este mundo, por fortuna bibliodiverso, el funcionamiento se vuelve más complejo. Si hablamos de la distribución acostumbrada, en la que las librerías están limitadas por un espacio físico, es claro que, con independencia del tamaño del canal de ventas, albergar todos los títulos resulta imposible. En México, por ejemplo, 33% de las librerías cuenta con un espacio menor a 50 metros cuadrados. Para darle cabida a la mayor oferta posible, gran parte de los libreros exhibe novedades a lo largo de tres meses y, según los resultados, solicitan un resurtido o les dan la oportunidad a otras publicaciones. Así pues, la vida promedio de un libro exhibido al público es de entre 90 y 120 días, y un lector potencial tiene un tiempo realmente reducido para encontrarse con esos títulos.

A lo anterior se suman las devoluciones, que oscilan entre 60 y 40%. Gran tragedia para el editor, porque para surtir librerías primero hay que invertir en un tiraje determinado, después debe colocarlo a consignación, recibir las devoluciones y cobrar al cuarto mes si hay suerte. Es decir, el editor o autor terminan recuperando su inversión más de cinco meses después de que se inició la publicación.

El colmo ocurre cuando un lector se entera, finalmente, de que el título que necesita ya no lo encontrará en sucursal —pues no vale la pena pedir un resurtido por un solo cliente—. Si el lector no se desanima, contacta con la editorial, la cual, por casualidad, tuvo la suerte de vender todos el tiro, pero no le resulta rentable hacer una reimpresión de varios ejemplares por la demanda de un solo cliente. Según datos estadísticos españoles, 84% de los libros no tienen reimpresiones.

Vivimos, pues, en un mundo que cada día alimenta más la bibliodiversidad y que, sin embargo, por las circunstancias, es inalcanzable para muchos.

La distribución bajo demanda es el comercio electrónico de libros que se imprimen hasta que el lector los ha comprado en firme. El modelo funciona de manera muy sencilla: el autor o editor sube la información de su obra —metadatos— a una plataforma, la plataforma propone el libro de manera virtual a las librerías a través de su página web, y las librerías lo ofrecen al lector. Cada vez que una obra se vende, se detona una orden de producción, el libro se produce y se envía al consumidor final. De esta suerte, ya no es necesario que los editores o autores inviertan en un largo tiraje antes de saber cuánto recuperarán a posteriori. En este modelo de negocios el dueño de la obra cobra lo que haya vendido. Así es como puede ofrecer su libro impreso de manera ilimitada y llegar a lectores que, de otra manera, sería casi imposible. El modelo se apoya en la tecnología de impresión bajo demanda o impresión digital; es decir, en máquinas de alta calidad que tienen la capacidad de imprimir desde un solo ejemplar hasta los que se requieran, a costos muy accesibles. En este esquema no importa si las ventas son de uno en uno; al contrario, de eso va el negocio. El asunto es que cada vez que haya demanda, pueda satisfacerse.

Tal es el caso de Librántida, una sólida plataforma mexicana con miles de títulos que produce de uno en uno de acuerdo con la demanda. Mediante este plan, Librántida aporta a la bibliodiversidad, a la sustentabilidad de la cadena de distribución del libro y satisface a más lectores con menos riesgos de inversión para autores, editoriales y canales de venta.

Mediante este modelo de negocios cualquier actor del medio puede trabajar con un almacenaje mínimo o nulo; sanear el sistema obsoleto de producción de grandes tiradas de libros que terminan almacenados y ahogando a la empresa o como papel picado. La economía del mundo del libro decae, pero la raíz del problema sigue intacta. Hace falta valorar lo que la tecnología puede hacer para cerrar la brecha entre la situación actual y la deseada.